Shoshin Nagamine (1907-1997) ha sido uno de los más destacados maestros de Karate okinawense, fundador del estilo Shorin Ryu Matsubayashi y quien introdujo las prácticas de Meditación a este arte marcial. En esta nota haremos un resúmen de un libro escrito por este Maestro de prestigio internacional llamado “La Esencia del Karate-Do Okinawense” en donde remarcaremos la filosofía del autor llena de un sentido mensaje.
El Karate es un arte marcial, no obstante ha sido creado por el pueblo de Okinawa como un método para la defensa personal sin el uso de armas. La peculiar cultura de los okinawenses, un pueblo amante de la paz y deseoso de vivir sin armas, logró que se cultivara el instinto de la propia conservación hasta su máxima expresión: el arte del Karate-do.
Uno de los soldados más famosos de la historia, Napoléon Bonaparte, al oir que los okinawenses jamás portaban armas, sólo pudo comentar sorprendido: ¨ ¿Sin armas? ¿Quiere decir que no tienen cañones?¨. Dos ingleses que habían viajado en 1816 con
la flota primero a China y luego a Okinawa, hablaron a Napoleón acerca de los okinawenses. Napoleón no podía creer que en verdad no estuvieran armados y preguntó si usaban lanzas o arcos, o tal vez cuchillos y espadas. Cuando se le informó que no llevaban armas de ninguna índole, Napoleón exclamó: ¨¿Queréis decirme que en verdad no portan armas? No puedo entender a un pueblo que no se interese por la guerra¨.
Karate-do.
Uno de los soldados más famosos de la historia, Napoléon Bonaparte, al oir que los okinawenses jamás portaban armas, sólo pudo comentar sorprendido: ¨ ¿Sin armas? ¿Quiere decir que no tienen cañones?¨. Dos ingleses que habían viajado en 1816 con la flota primero a China y luego a Okinawa, hablaron a Napoleón acerca de los okinawenses. Napoleón no podía creer que en verdad no estuvieran armados y preguntó si usaban lanzas o arcos, o tal vez cuchillos y espadas. Cuando se le informó que no llevaban armas de ninguna índole, Napoleón exclamó: ¨¿Queréis decirme que en verdad no portan armas? No puedo entender a un pueblo que no se interese por la guerra¨.
Hoy en día, la guerra continúa en muchas partes del mundo. Apenas puede uno esperar que la situación mundial empeore sin que existan graves consecuencias para todos. Esta situación, empero, es extremadamente complicada y no permitirá que los países amantes de la paz dejen de producir armamento. Al parecer, el logro de un estado de paz relativa en el mundo depende de un delicado equilibrio del poder militar entre las grandes naciones.
Sin embargo, la verdadera paz se puede conseguir dejando a un lado todas las armas con poder destructivo. Los pacíficos y desarmados okinawenses son la prueba viviente de la posibilidad de un mundo sin guerra. Todos los pueblos podrían vivir en paz si siguieran el ejemplo de los okinawenses. Los hombres deben eliminar la intolerancia que causa que estén siempre en pugna y en cambio, adquirir amplitud de criterio. Ello es posible a través del estudio del Karate.
El Karate, tal como debe ser practicado, no es un deporte de competencia o de violencia, en el que los hombres se ven incitados a pelear. Ni tampoco es un entrenamiento físico por el mero gusto de entrenarse o por lo que solamente se busque romper tablas o ladrillos. El Karate es un perfeccionamiento, tanto de la mente como del cuerpo, pretendiendo guiarlo a uno a una mejor comprensión de sí mismo, así como del mundo. Es la búsqueda de la auto-confianza. De esta manera, ni el peligro físico externo, ni la pasión avasalladora podrán descarriarlo.
Zen en el Karate
Dice el maestro Nagamine:
“No es posible describir completamente todos los aspectos espirituales del Karate-do, ni las formas que pueden llevarlo a uno a la autorrealización. He estudiado Karate con la intención de establecer su unión con el Zen, dedicando para ello los esfuerzos de toda mi vida. Es imposible que una sola persona logre explicar esta relación en su totalidad. Sin embargo, el hecho de seguir el camino del Karate, me ha permitido lograr un entendimiento limitado del camino hacia la autorrealización.
El objetivo del Zazen es despertar a uno con su propia verdad por medio de traerlo en contacto con la vida ilimitada y el ser absoluto. Si una persona alguna vez ha estado en contacto con lo absoluto y regresa a su origen o punto de partida de la verdad de uno mismo, esa persona es instantáneamente liberada de la ilusión de la percepción causada por el ser egocéntrico en los deseos y las ilusiones.
Desde los tiempos antiguos, muy poca gente ha tenido una revelación (autoestudio por el cual uno llega a discernir situaciones complejas; percepción) en el hecho que el Dharma no es otra cosa que el zazen.
Para sentarse bien en zazen con postura, respiración y con conciencia, debe ser realizado en conjunto, como uno. Cuando están armonizados, el yo es naturalmente concentrado en el tanden (el centro vital debajo del ombligo).
Está demás decir que el camino auténtico del zazen consiste en estar sentado en estado de alerta y de quietud y que uno debería estar sentado por un largo rato aunque a la vez sea duro de enfrentarlo. Pero la escencia del zazen no es de una forma fijada. Interiormente es para ver la inflexibilidad del verdadero ser de cada uno y exteriormente para estar libre de la noción de forma.
Si una persona comprende firmemente este punto, cualquier cosa que haga es zazen, cuando leemos uno lee, cuando comemos uno solamente come, cuando uno camina, uno sólo camina…”
El Karate es un arte marcial, no obstante ha sido creado por el pueblo de Okinawa como un método para la defensa personal sin el uso de armas. La peculiar cultura de los okinawenses, un pueblo amante de la paz y deseoso de vivir sin armas, logró que se cultivara el instinto de la propia conservación hasta su máxima expresión: el arte del Karate-do.
Uno de los soldados más famosos de la historia, Napoléon Bonaparte, al oir que los okinawenses jamás portaban armas, sólo pudo comentar sorprendido: ¨ ¿Sin armas? ¿Quiere decir que no tienen cañones?¨. Dos ingleses que habían viajado en 1816 con
la flota primero a China y luego a Okinawa, hablaron a Napoleón acerca de los okinawenses. Napoleón no podía creer que en verdad no estuvieran armados y preguntó si usaban lanzas o arcos, o tal vez cuchillos y espadas. Cuando se le informó que no llevaban armas de ninguna índole, Napoleón exclamó: ¨¿Queréis decirme que en verdad no portan armas? No puedo entender a un pueblo que no se interese por la guerra¨.
Karate-do.
Uno de los soldados más famosos de la historia, Napoléon Bonaparte, al oir que los okinawenses jamás portaban armas, sólo pudo comentar sorprendido: ¨ ¿Sin armas? ¿Quiere decir que no tienen cañones?¨. Dos ingleses que habían viajado en 1816 con la flota primero a China y luego a Okinawa, hablaron a Napoleón acerca de los okinawenses. Napoleón no podía creer que en verdad no estuvieran armados y preguntó si usaban lanzas o arcos, o tal vez cuchillos y espadas. Cuando se le informó que no llevaban armas de ninguna índole, Napoleón exclamó: ¨¿Queréis decirme que en verdad no portan armas? No puedo entender a un pueblo que no se interese por la guerra¨.
Hoy en día, la guerra continúa en muchas partes del mundo. Apenas puede uno esperar que la situación mundial empeore sin que existan graves consecuencias para todos. Esta situación, empero, es extremadamente complicada y no permitirá que los países amantes de la paz dejen de producir armamento. Al parecer, el logro de un estado de paz relativa en el mundo depende de un delicado equilibrio del poder militar entre las grandes naciones.
Sin embargo, la verdadera paz se puede conseguir dejando a un lado todas las armas con poder destructivo. Los pacíficos y desarmados okinawenses son la prueba viviente de la posibilidad de un mundo sin guerra. Todos los pueblos podrían vivir en paz si siguieran el ejemplo de los okinawenses. Los hombres deben eliminar la intolerancia que causa que estén siempre en pugna y en cambio, adquirir amplitud de criterio. Ello es posible a través del estudio del Karate.
El Karate, tal como debe ser practicado, no es un deporte de competencia o de violencia, en el que los hombres se ven incitados a pelear. Ni tampoco es un entrenamiento físico por el mero gusto de entrenarse o por lo que solamente se busque romper tablas o ladrillos. El Karate es un perfeccionamiento, tanto de la mente como del cuerpo, pretendiendo guiarlo a uno a una mejor comprensión de sí mismo, así como del mundo. Es la búsqueda de la auto-confianza. De esta manera, ni el peligro físico externo, ni la pasión avasalladora podrán descarriarlo.
Zen en el Karate
Dice el maestro Nagamine:
“No es posible describir completamente todos los aspectos espirituales del Karate-do, ni las formas que pueden llevarlo a uno a la autorrealización. He estudiado Karate con la intención de establecer su unión con el Zen, dedicando para ello los esfuerzos de toda mi vida. Es imposible que una sola persona logre explicar esta relación en su totalidad. Sin embargo, el hecho de seguir el camino del Karate, me ha permitido lograr un entendimiento limitado del camino hacia la autorrealización.
El objetivo del Zazen es despertar a uno con su propia verdad por medio de traerlo en contacto con la vida ilimitada y el ser absoluto. Si una persona alguna vez ha estado en contacto con lo absoluto y regresa a su origen o punto de partida de la verdad de uno mismo, esa persona es instantáneamente liberada de la ilusión de la percepción causada por el ser egocéntrico en los deseos y las ilusiones.
Desde los tiempos antiguos, muy poca gente ha tenido una revelación (autoestudio por el cual uno llega a discernir situaciones complejas; percepción) en el hecho que el Dharma no es otra cosa que el zazen.
Para sentarse bien en zazen con postura, respiración y con conciencia, debe ser realizado en conjunto, como uno. Cuando están armonizados, el yo es naturalmente concentrado en el tanden (el centro vital debajo del ombligo).
Está demás decir que el camino auténtico del zazen consiste en estar sentado en estado de alerta y de quietud y que uno debería estar sentado por un largo rato aunque a la vez sea duro de enfrentarlo. Pero la escencia del zazen no es de una forma fijada. Interiormente es para ver la inflexibilidad del verdadero ser de cada uno y exteriormente para estar libre de la noción de forma.
Si una persona comprende firmemente este punto, cualquier cosa que haga es zazen, cuando leemos uno lee, cuando comemos uno solamente come, cuando uno camina, uno sólo camina…”
1 comentarios:
28 de mayo de 2013, 0:48
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